Vestía pantalones y fumaba en público mientras mantenía romances con interesantes hombres relacionados con la literatura o la música. En el París del siglo XIX, George Sand fue sin duda un terremoto que sacudió los cimientos de la constreñida sociedad decimonónica en la que las mujeres vestían largos e incómodos vestidos y eran, como mucho, ángeles del hogar.
Amantine-Aurore-Lucile Dupin nació el 1 de julio de 1804 en París. Después de pasar un breve período de tiempo en un convento, en 1822, cuando era una joven de 18 años, se casó con el barón Casimir Dudevant, con quien tuvo dos hijos, Maurice y Solange. El matrimonio no llegó a la década de vida y en 1831 la baronesa se instalaba en París donde empezaría una nueva vida. 5 años después se divorció.
Amantine inició un romance con el escritor Jules Sandeau. Una relación de la que salió una novela escrita conjuntamente, Rojo y Blanco, y el pseudónimo con el que firmaría toda su amplia obra literaria.
2 años más tarde, cuando ya había publicado con éxito sus primeros títulos como George Sand, empezó otras relaciones amorosas y entabló amistades con hombres de la talla del compositor Franz Liszt o el político Michel de Bourges. No fue hasta 1838 que inició una relación estable con el compositor Frédéric Chopin. Ambos, juntos a los hijos de la escritora, pasaron una larga temporada en Mallorca, que fue fuente de inspiración para varias novelas.
Ferviente defensora de la Tercera República, participó activamente con sus escritos en la Revolución de 1848. Poco tiempo después decidía retirarse a Nohant, donde permanecería el resto de sus días.
Mujer de carácter, escritora prolija, George Sand se ganó palabras de alabanza de muchos escritores de su época, entre ellos Gustave Flaubert o Alejandro Dumas, mientras que otros, como Charles Baudelaire no soportaron sus aires masculinos y la libertad con la que se movía en los círculos intelectuales de su tiempo.
George Sand falleció en 1876.