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DIALOGOS ANTIRACITAS: BELL HOOKS Y BRASIL

El trabajo de Bell Hooks corrobora la gigantesca lista de escritoras negras de la diáspora africana que necesitan con urgencia ser conocidas, leídas y estudiadas. Mujeres de Norte a Sudamérica, caribeñas, brasileñas que nos brindan elementos estructurales para entender la historia y transformar el futuro. Seamos conscientes de estas voces.

En el Día Internacional de la Lucha contra la Discriminación Racial, el 21 de marzo, un concurrido auditorio de la Ação Educativa, en São Paulo, fue escenario de debate y reflexión sobre la obra de una escritora estadounidense que, a pesar de tener su nombre escrito en minúsculas, tiene un obra gigantesca, que aporta elementos para debates profundos e instigadores sobre el racismo, la educación y el feminismo: Bell Hooks.

Autora de más de 30 libros, tiene pocos títulos traducidos al portugués. Sin embargo, 2019 puede considerarse el año de la autora en Brasil. Además del lanzamiento de Olhares Negros (una asociación entre Editora Elefante y la Fundación Rosa Luxemburgo), también hay otros títulos en proyecto. Desde este contexto el círculo de conversación El feminismo negro de Bell Hooks y sus aportes a Brasil” colocó en el centro de la agenda cómo su trabajo impacta el activismo de las mujeres negras en Brasil desde la perspectiva y acción de la periodista y maestra Rosane Borges (responsable de la revisión técnica y prefacio de Olhares negras), Suelaine Carneiro, socióloga y coordinadora del área de educación en Geledés Instituto da Mulher Negra y Juliana Gonçalves, periodista, estudiante de maestría en la Universidad de São Paulo, miembro de la Marcha de Mujeres Negras de SP y coordinadora política del mandato quilombo de la diputada de estado Erica Malunguinho (PSOL).

“Bell Hooks es para nosotras un gran faro para reactivar un principio de esperanza que está un poco podrido estos días”, apuntaba Rosane desde el principio. Para ella, es necesario darle el estatus que merece Hooks: el de una gran intelectual que, desde su lugar de discurso, aporta elementos para pensar el mundo, un programa político para reflexionar sobre la afectividad, la subjetividad, la representación más allá de los síntomas y ansiedades ya exhibidas, pero que, en tiempos de las redes sociales, se actualizan todo el tiempo. “Ella aporta experiencias individuales con una base política profunda que puede explicar las estructuras sociales. Después de todo, lo personal también es político. Al pensar en el mundo, enfatiza que está marcado por relaciones jerárquicas que hacen del racismo, el colonialismo, el machismo y el patriarcado el tejido de las relaciones sociales. Y para pensarlo, la autora estadounidense recorre una diversidad de temas como la educación (Paulo Freire es, para ella, un referente importante), el feminismo, la estética, las subjetividades y el racismo, espesando el caldo de una disputa epistemológica necesaria y estratégica.