PONENTES Marcela Lagarde y de los Ríos / Antropóloga feminista Amelia Valcárcel / Filósofa feminista Alda Facio /Abogada feminista Andrea Medina / Abogada feminista
MODERADORAS Aimée Vega Montiel / Comunicóloga feminista y Angélica de la Peña / Política feminista
Nunca imaginamos que el termino género que surgió para proteger a las mujeres, hace 28 años, ahora sea utilizado para el borrado de las mujeres, al querer incluir a otros grupos que también sufren discriminación, como las personas trans, pero que requieren de sus propios instrumentos internacionales para defender sus derechos, expuso la jurista, feminista, docente y especialista en género, Alda Facio Montejo.
Expresó la anterior en el Foro “Aclaraciones necesarias sobre las categorías Sexo y Género” propiciado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), que se trasmitió digitalmente el pasado 24 de marzo, con la participación de Marcela Lagarde, Amelia Valcárcel y Andrea Medina. La moderación estuvo a cargo de Aimée Vega y Angélica de la Peña.
La maestra —defensora de los derechos humanos de las mujeres, quien fue una de las 10 mujeres participantes en la Conferencia Mundial de las Naciones Unidas sobre Derechos Humanos, que tuvo lugar en Viena en 1993, en la que se sentó el precedente, al reconocer los derechos de las mujeres como seres humanos— advirtió del peligro de sustituir la palabra “mujeres” por “género”.
Alertó de todo un movimiento en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) de querer cambiar ONU Mujeres por ONU Género, porque en el organismo internacional no hay cabida para el término feminista, que lo tienen menospreciado, y prefieren “igualdad de género”.
Como jurista, a Alda Facio Montejo la motiva defender el Derecho Internacional, los derechos humanos de las mujeres —heterosexuales, lesbianas y bisexuales como las personas trans, binarias o como se quieran llamar—, porque todas son necesitadas de protección, pero deben estar en diferentes categorías jurídicas.
Consideró peligroso el tratar de eliminar la categoría “mujer” en el ámbito de los derechos humanos. Las feministas no estamos en contra de que otros grupos humanos sean protegidos, pero no a costa de nuestra propia existencia, remarcó.
Se refirió al riesgo de querer proteger a un grupo discriminado, porque se puede perjudicar a otro, como ocurrió con el movimiento obrero. Y como lo señala la socióloga española Rosa Cobo Bedía, se excluyó aún más a las mujeres, al no pensar en un grupo compuesto, lo que demuestra que el beneficio para un grupo discriminado puede terminar con un daño terrible para otro que por igual es discriminado.
El ser "cis" para una mujer no es equivalente a pertenecer a una clase social opresora (los ricos), ni equivale al privilegio de ser percibida como una raza "superior" (los blancos), porque esos privilegios no están relacionados con la misma condición que nos hace vulnerables. El ser cis para nosotras es ser percibida como una MUJER porque como tal nacimos, y por tanto, ser sujeta a misoginia, machismo, violencia de género y deshumanización / cosificación. Repito: el origen de nuestra opresión jamás será un privilegio en una sociedad patriarcal.