El 26 de agosto de 1789 la Asamblea Nacional Constituyente francesa aprobó la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, convirtiéndose en un legado fundamental de la Revolución Francesa; misma que tiene un valor universal, y constituyó la base de la Declaración de las Naciones Unidas en 1948. Sin embargo, en dicho instrumento, fue creado bajo una visión androcéntrica, pues no contempló a las mujeres, relegando su existencia a la otredad.
Olympe de Gouge nacida en Montauban, en una familia humilde. Se casó muy joven y quedó viuda en poco tiempo con un hijo a su cargo. En 1788 se trasladó a París donde se cambió el nombre y emprendió una carrera literaria redactando obras de teatro, a pesar de la escasa educación que había recibido. Con el dinero que ganaba, casi no podía mantenerse.
En 1789 se asomó a la Revolución Francesa defendiendo una monarquía moderada. Fue en este periodo cuando escribió un gran número de artículos, manifiestos y discursos (unos treinta en total). Su pensamiento propio de la Ilustración ya se había plasmado antes en algunas de sus obras de teatro como La esclavitud de los negros donde criticaba con dureza la esclavitud.
En 1791 escribió su famosa Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana como reacción a la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano que sólo reconocía la condición de ciudadanía a los hombres y dejaba a las mujeres en una situación de inferioridad. Su Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana empezaba con las siguientes palabras:
¿"Hombre, eres capaz de ser justo? Una mujer te hace esta pregunta."
Siguiendo la línea de Montesquieu, defendió la separación de poderes sin contradecirse con el hecho de que en 1793 iniciara la defensa de Luís XVI y se opusiera a Robespierre i Marat.
Por sus ideas políticas fue guillotinada el 3 de noviembre de 1793 acusada de ser la autora de un cartel girondino.