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25 N, con N de “Nunca más”.

Por Alejandro Montaño

Titular de la Comisión de Género, adscrito al CEDES,

Coordinación para la Igualdad de Género de la UNACH

25 N, con N de “Nunca más”.

Algunas preguntas necias:

¿Por qué es necesario conmemorar un Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres y las Niñas?

¿Acaso no todos, hombres y mujeres, sufrimos violencia?

Si “también los hombres sufrimos violencia”, ¿Por qué es necesario particularizar la violencia de género?

¿No sería mejor conmemorar un día internacional de eliminación de la violencia contra toda la humanidad?

¿Es lícito manifestarse de manera agresiva en contra de la violencia?

¿Cómo es posible que en los últimos años, las mujeres -jóvenes, sobre todo- se han manifiestado en las ciudades de manera agresiva,?

Ante todo, lamento mucho repetir este tipo de preguntas absurdas, que cada 25 de noviembre repiten hasta el cansancio personas que no entienden que no han entendido nada.

Asimismo, pido disculpas, por expresar estas ideas con un lenguaje belicista y guerrero. Hablar de violencia hoy en día es violento, pero necesario.

A continuación, intentaré responder estas preguntas, trataré de hacerlo en un lenguaje sencillo y claro, que hasta un hombre podría entender:

¿Por qué el 25N? La fecha conmemora que en República Dominicana, el 25 de noviembre de 1960, fueron brutalmente asesinadas Patricia, Minerva y María Teresa Mirabal, tres hermanas activistas que luchaban en contra del dictador Rafael Trujillo Molina.

En 1981, durante el Primer Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, se acordó conmemorar este día como forma de concientización y sensibilización sobre las violencias contra las mujeres.

En noviembre de 1993, la Asamblea General de la ONU publicó la "Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer" y a partir del año 2000, declaró esta fecha como Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres y las Niñas.

Pero entonces ¿La violencia no afecta por igual a hombres y mujeres? ¿Qué se puede responder ante la pregunta necia de “a nosotros los hombres también nos matan”? En efecto, la violencia nos afecta, pero de formas muy diferentes. La mayoría de las violencias que sufren los hombres, son perpetradas por otros hombres, mientas que la mayor parte de las violencias machistas que sufren las mujeres y niñas, y que son el fundamento mismo de este sistema patriarcal, son perpetradas, no por otras mujeres, sino… por los hombres. El factor común es innegable, y las cifras son aplastantes.

Una de cada tres mujeres y niñas en el mundo ha sufrido históricamente abusos y violencia a lo largo de su vida. Esta cifra se incrementó durante la pandemia provocada por COVID-19. Según un estudio publicado este año por ONUMujeres, con datos de 13 naciones, dos de cada tres mujeres y niñas padecieron durante el encierro alguna forma de violencia, o conocían a alguna mujer que la sufría, y sólo 1 de cada 10 casos fue denunciado a las autoridades.

¿Por qué es necesario hacer hincapié en la violencia de género? Porque lo que no se nombra, es invisible, y se termina por negar su existencia.

Durante siglos, las violencias que han sufrido las mujeres y las niñas por el simple hecho de serlo, han sido acalladas, naturalizadas e invisibilizadas. La pobreza, el hambre, el acceso limitado a la salud, la educación y a las posibilidades de desarrollo, la exclusión, la discriminación, la violencia física, psicológica y sexual siempre ha sido mayor en contra de las mujeres y las niñas en contextos de guerra, crisis económicas y desastres naturales.

Las Mujeres y las niñas representan cerca del 51% de la población mundial. Si logramos erradicar la violencia contra ellas, estaremos muy cerca de lograr que la violencia contra el resto de la humanidad sea también erradicada.

¿Es lícito manifestarse de manera agresiva en contra de la violencia? . Las manifestaciones del 25 N se han tornado en los últimos años más contestatarias, y por momentos, agresivas. La respuesta indignada de algunos sectores de la sociedad y la forma en cómo reportan estos hechos los medios de comunicación tradicionales suele tener un tinte profundamente sexista y discriminador. ¿La indignación por los daños a propiedad es la misma que por los actos de violencia feminicida que diariamente se reportan? Obviamente, no. Las prioridades son otras, y para estos grupos, al parecer la valoración de edificios públicos, monumentos y propiedad privada es mayor que la vida y la seguridad de mujeres y niñas sujetas a actos de violencia.

El 25 N es una lucha libertaria, es, sin duda, una forma de independizarse de este sistema patriarcal, opresor y feminicida, 25 N se escribe con “N” de “Nunca más”.